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Me estoy divorciando y siento terror de no ver a mis hijas

Al principio de mi separación, recuerdo que cada vez que nos reuníamos el papá de mis hijas y yo, para hablar sobre el convenio y los acuerdos a los que queríamos llegar, yo acababa con la voz quebrada y con lágrimas en los ojos. En ese entonces mi estado de vulnerabilidad era extremo así que cada vez que hablaba del tema o tenía que pensar en lo que nos faltaba por recorrer lloraba y me invadían emociones de miedo.

Yo estaba consciente de la importancia de generar un convenio que regulara la dinámica con nuestras hijas, sin embargo, llevarlo al papel cuesta mucho trabajo personal, comunicación, apertura, escucha y empatía con el papá/mamá. Una vez que logramos trazar los pasos a seguir, firmamos el divorcio y lo pusimos en práctica. Aquí el reto fue confiar en que todo marcharía bien.

¿Qué implicaba poner en práctica el convenio? en el tema de vacaciones y visitas del papá de mis hijas, implicaba lidiar con el terror y la inseguridad de soltarlas, desprenderme por espacios de tiempo y períodos de días que al principio me parecían eternos. Tiempo que yo tenía “libre” y no sabía como ocupar. Poco a poco he ido aprendiendo a confiar, a respetar, a agradecer, a valorar la comunicación y el no juicio.

Definitivamente, las vacaciones son una oportunidad de mostrarles a mis hijas los valores familiares y fomentarlos. Además, en vacaciones se fortalecen los vínculos familiares, de papá con mis hijas, de mamá con mis hijas y de mamá y papá como pareja parental, como equipo de padres. Los períodos vacacionales no solo son para disfrutar con nuestras hijas sino también en los momentos en que están con su papá he aprendido a regalarme tiempo y dar seguimientos a mis propios proyectos.

Es evidente que es un proceso, un día a la vez, nada se da solo, ha sido un trabajo personal enorme, interno y profundo. Pasé de sentir terror, llorar, mal comer en los primeros períodos vacacionales a confiar, agradecer y respetar las vacaciones y los espacios de mis hijas con su papá. Hoy puedo disfrutar el tiempo que pasan con él porque sé que están bien, sé que están nutriendo y fortaleciendo su relación padre/hijas y la relación entre la familia paterna y mis hijas . Lo he comprobado cada año desde mi separación, cada vacación ha sido un paso más hacia la construcción de una familia sana, feliz, de armonía y crecimiento para mis hijas.

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