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Un divorcio también se planea

¿Planeaste tu boda? ¿Cuánto tiempo dedicaste a la planeación? ¿3 meses, 5, 8, un año?

Este proyecto que cambiaría tu vida merecía la pena sentarte y definir cada detalle, ¿cierto?

Elegiste, eligieron, jardín, iglesia, salón, vestido, luna de miel, invitaciones, lugar para vivir, anillos, invitados, menú y ¡¡mucho más!!

A partir de ese suceso tu vida daría un giro, decidiste vivir con otra persona, compartir el techo y quizá estuvo entre sus planes crear una familia juntos.

¿Qué sucede cuando esa relación termina y decides divorciarte? Entonces se hacen maletas y uno sale de casa, se cree que eso es suficiente. No se habla del tema, no se sientan a intercambiar ideas, no se llegan a acuerdos, no piden ayuda, no se reparten responsabilidades, simplemente hay una separación física y adiós.

Esto, hasta cierto punto es esperado debido a lo que hemos aprendido en la sociedad. Desde pequeños se nos programa con información y creencias sobre diversos temas, pero muy en especial se nos adoctrina con el tema del matrimonio y vivir en pareja. Libros, películas, novelas, todo lo que tenga que ver con una boda es mágico, hermoso, pomposo, deseado, aceptado y la cereza del pastel es cuando los novios se besan porque entonces es la garantía de vivir felices para siempre. ¡Super romántico! ¿Te suena familiar?

Qué pasa cuando aquella relación, aquel matrimonio que se casó con tan maravillosa boda termina, llega a su fin, y el paso siguiente es el divorcio. Ahí no hay historia pomposa, el cuento se quedó corto porque ni siquiera se escriben las alternativas posibles. El autor omitió esa posibilidad, una separación. Nadie dice nada, casi que no hay opciones. En estos casos, lo que hemos aprendido del ambiente, de la sociedad, es un divorcio conflictivo, un divorcio equivale a sacarse los ojos, a desconfiar el uno del otro, los cónyuges que vivirían felices para siempre se suben al cuadrilátero a pelear, a echarse culpas, a hacer bandos, a arrebatarse lo material y a los hijos que dicho sea de paso se cree que son sillones que se pueden quitar y poner. ¡Un verdadero desastre!

Un verdadero desastre para el alma de cada miembro de la familia. ¿Te has preguntado si eso que tienes en la mente respecto al matrimonio y respecto al divorcio es verdad? ¿Tiene sentido para ti? ¿Es real que un matrimonio se planea y en un divorcio se huye? ¿Un divorcio no es digno de planearse? Una separación cambiará tu vida y la dinámica de tu familia, ¿valdría la pena planearlo? ¿Hacer reflexión, pedir ayuda y hacerlo sin prisa? ¿Hablar y resolver? Estas son algunas preguntas que, en su momento, yo me hice y me explotó la cabeza porque lo que yo pensaba no estaba alineado con lo que yo sentía mucho menos con lo que mi intuición me decía. ¿Qué hacer? Elegí escucharme y trazar mi propia ruta. Decidí que los comentarios de las personas a mi alrededor eran fruto de la misma programación mental que esta sociedad había sembrado. No iba a seguir escuchando a personas que me dieran consejos desde el miedo.

Así fue como elegí una ruta propia que transitara del miedo al amor. Y de manera consciente permanecí en silencio para lograr escucharme. Mi intuición me decía que si bien son emociones distintas las que sentí cuando me casé que cuando me divorcié, ambas experiencias dejarían una huella en mi vida y en la de mis hijas. La planeación de un divorcio es totalmente posible, contando con ingredientes indispensables como la voluntad, respeto, una red de apoyo (personal y profesional), amor (amor a uno mismo, a los hijos, al proceso de transformación y a la meta), autocompasión y compasión por el otro. Si lo analizas, estos ingredientes son los mismos o muy similares a los que tuvieron al inicio de su compromiso. ¡Curioso!

Todo esto sucede en nuestra mente. Desde aquí llevamos la programación y todo el historial familiar. Creamos pensamientos, ideas y creencias que nos permiten vivir y socializar en este mundo, pero cuando llegamos a la vida joven y adulta es indispensable hacer un alto y revisar una por una. De esta manera podremos discernir entre lo que me dijeron que “tengo” y “debo” creer, sentir y hacer, de lo que yo quiero creer y hacer en mi vida. Lo que mi intuición me dicte que está bien, lo que a mí me de paz, lo que a mí me deje satisfecha, lo que sea congruente con quien yo soy.

Tal como lo leí en un grupo de mujeres, te puedes divorciar por las malas que es la manera común, con la que estamos familiarizados, o por las buenas, agradeciendo la experiencia y tomando decisiones conscientes.

¡Planea tu divorcio y disfruta del camino!

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